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Las recientes inundaciones en California han abrumado la infraestructura del drenaje, desplazando a miles de personas y revelando cómo los estados y el gobierno federal no son capaces de responder a estos desastres. Los desastres climáticos están incrementando más rápido que los datos disponibles y que la misma ayuda gubernamental.
Para residentes de Tijuana en Baja California, México, estos problemas no son nuevos. Las inundaciones de Tijuana, exacerbadas por una falta de infraestructura de drenaje adecuada, tienen un impacto directo en el oeste de los Estados Unidos: cuando las inundaciones de Tijuana se mezclan con aguas negras y basura, llegan hasta California por el río Tijuana, generando problemas de salud y clausuras de playas. En 2021, la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) anunció que gastaría 630 millones de dólares para detener estos flujos transfronterizos de aguas contaminadas.
Además de infraestructura de drenaje, Tijuana tampoco tiene datos climáticos detallados que puedan usarse para predecir daños climáticos. Para abordar el problema, al inicio del 2015 investigadores del Colegio de la Frontera Norte crearon el Monitor Ciudadano de Inundaciones, el cual une información sobre daños climáticos que han sido recopilados por los periódicos con reportes públicos sobre inundaciones, derrumbes y otros impactos que vienen de una colaboración colectiva. Hoy en dia, el Monitor sirve como plataforma de interpretación de datos y de reportes técnicos sobre el clima para un público en general. También tiene un lado humano: los investigadores responden personalmente a preguntas del público y hacen recomendaciones a quienes los contactan en búsqueda de recursos.
High Country News habló con Gloria Muñoz y Eduardo Morales Santos, dos de los investigadores a cargo del Monitor, sobre las posibilidades y los límites de la recolección de datos comunitarios, y cómo la colaboración colectiva puede llenar los vacíos en el conocimiento científico y en la cobertura de prensa, ayudándonos a entender mejor los impactos climáticos.
HCN: ¿Por qué Tijuana es tan vulnerable a las inundaciones?
Eduardo Morales Santos: En Tijuana, el crecimiento urbano y las inundaciones van de la mano. Es una ciudad que está en medio de cerros y montañas. Es el lugar menos propicio para un asentamiento humano. Pero aquí estamos y eso ha ido generando problemas estructurales. Uno de los más importantes es que la ciudad no tiene una red de drenaje pluvial que sea independiente de la red de drenaje residencial o industrial. Eso quiere decir que cuando llueve, se satura el drenaje. En menos de 12 horas, las calles se inundan.
HCN: ¿Cómo empezó el Monitor Ciudadano de Inundaciones?
Morales Santos: El proyecto surgió como parte de un proyecto de investigación enfocado en las estrategias para la adaptación al cambio climático en el noroeste de México. El propósito inicial fue una base de datos que fueron recogidos de la prensa local desde 1970 hasta 2013. Estábamos interesados en catalogar daños específicos que pudiesen ayudarnos a entender porqué ciertos lugares son impactados repetidamente por el clima. Comenzamos en el 2015 porque ese fue un año de El Niño, y en otro previo, en el 2010, esto tuvo un gran impacto.
Video de una inundación compartido por un seguidor del Monitor.
Pedro Robledo/Cortesía del Monitor Ciudadano de Inundaciones
Gloria Muñoz: Era una base de datos bastante detallada. Teníamos información sobre daños minúsculos que regularmente no son fáciles de encontrar. Por ejemplo, empezamos a ver notas de prensa que decían, “Durante las lluvias de la semana pasada se cayeron 20 postes, hubieron 15 choques vehiculares y tres personas perdieron la vida.” Sin embargo, encontramos que aún quedaban muchos vacíos de información en la base de datos. No especificaban, “en la colonia anexa a Miramar, en la calle tal, en el número 18.” Así fue que se nos ocurrió la idea de crear una cartografía participativa.
HCN: Para el Monitor, ¿Cuál fue la importancia de la “cartografía participativa” y de los datos de colaboración colectiva?
Morales Santos: Al pasar del tiempo, fuimos entendiendo que las personas debían ser partícipes, diciéndonos cuáles son sus problemas, documentándolos y señalándolos. Eso se va convirtiendo en un elemento súper explicativo de por qué están en esas condiciones y porqué terminan siendo afectados de forma regular.
Muñoz: También nos ayudó poder ver los impactos que interrumpen sus actividades y vidas diarias pero que llegan a tener un impacto en la ciudad a nivel económico, como por ejemplo, las personas que no pueden ir a trabajar, las que se accidentan, las que llegan tarde a sus trabajos, etcétera. La prensa documenta varios de los daños asociados con las lluvias, pero esa información es generalmente agregada. La participación ciudadana nos ayuda a lograr un análisis más detallado, a una escala de análisis que nos acerca a la realidad vivida.
HCN: ¿Cuál es el rol de las redes sociales en el proyecto?
Muñoz: El proyecto me hizo pensar mucho en el gran potencial que tiene Facebook como una plataforma que se asemeja lo más posible a una demanda por la justicia, donde todos estamos comunicándonos de forma horizontal. En México, nueve de cada diez personas tienen un teléfono móvil con acceso al internet, y la mayoría usa las redes sociales. Así es como el Monitor nos permitió llegarle al público, independiente de su educación, de su edad o hasta de su ubicación.
HCN: ¿Creen que este tipo de iniciativa sería útil en otros lugares, como en las comunidades agrícolas de California (USA) que han sido impactadas recientemente por las inundaciones?
Muñoz: Sí. Creemos que la información (recogida en las redes sociales) podría convertirse en índices de incidencia de daños en la ciudad o ser usada para evaluar su capacidad de respuesta. Además puede ayudar a fortalecer la memoria colectiva sobre los impactos climáticos, así como aumentar la conciencia colectiva sobre los riesgos.
Morales Santos: Hoy en día, el papel más importante que cumple el Monitor, además de recopilar la información publicada en la prensa, es el trato que le da Gloria a las personas,ofreciéndoles información certera, y explicándolesnuevos reportes. Ha evolucionado de ser una cartografía participativa a un sitio de traducción y divulgaciónde información científica que hasta da un cierto apoyo. Y claro que cada vez que existe la posibilidad de documentar un daño [ya sea por una nota de prensa o por la cartografía participativa], lo seguimos haciendo.
HCN: ¿Cómo pueden estos datos comunitarios ayudarnos a repensar lo que entendemos sobre los impactos climáticos?
Muñoz: El pronóstico es que los fenómenos extremos van a ser cada vez más comunes. Yo noto que muchos hablansobre la “complejidad” del problema, pero con este tipo de acercamiento podemos ponerle nombre y apellido a esa complejidad. Por ejemplo, una señora nos llamó en el invierno para decir que necesitaba ayuda porque su casa se quemó. ¿Ese es un accidente o es un daño causado por una cuestión climática? En ese tiempo hubo una helada—a lo mejor se quemó su casa porque estaba utilizando algo peligroso para generar calor.
Hay que poner atención a ese tipo de detalles y relacionarloscon el cambio climático. Son detalles que se escapan, pero que al final contribuyen a la complejidad del problema. La complejidad está ahí, en la experiencia vivida.
Caroline Tracey cubre la justicia climática para High Country News. Puede enviarle un correo electrónico a caroline.tracey@hcn.org o enviar una carta al editor.